César Vallejo – Os passos distantes

  Meu pai dorme. Seu semblante augusto
exprime um tranquilo coração;
está agora tão doce…
se há algo nele de amargo, serei eu.

  Há solidão no lar; se reza;
e não há notícias das crianças hoje.
Meu pai desperta, ausculta
a fuga para o Egito, o último adeus.

  Está agora tão perto;
se há algo nele de ausente, serei eu.
e minha mãe passeia entre os pomares,
saboreando um sabor já sem sabor.
Está agora tão suave,
tão alada, tão fugidia, tão amorosa.

  Há solidão no lar sem algazarra,
sem novidades, sem o verde, sem infância.
E se há algo partido nesta tarde,
e que encolhe e que range,
são dois velhos caminhos brancos, curvos.
Por eles, caminha a pé meu coração.

Trad.: Nelson Santander

Los pasos lejanos

  Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce…
si hay algo en él de amargo, seré yo.

  Hay soledad en el hogar; se reza;
y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre se despierta, ausculta
la huida a Egipto, el restañante adiós.

  Está ahora tan cerca;
si hay algo en él de lejos, seré yo.
Y mi madre pasea allá en los huertos,
saboreando un sabor ya sin sabor.
Está ahora tan suave,
tan ala, tan salida, tan amor.

  Hay soledad en el hogar sin bulla,
sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado en esta tarde,
y que baja y que cruje,
son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie.

César Vallejo – Paris, Outubro de 1936

De tudo isto eu sou o único que parte.
Deste banco eu me vou, de meus calções,
de minha grande situação, de minhas ações,
de meu número dividido de lado a lado,
de tudo isto eu sou o único que parte.

Dos Campos Elísios ou ao dar a volta
à estranha viela de la Luna,
minha morte se aparta, vai-se minha cuna,
e, rodeada de gente, só, solta,
minha aparência humana se volta
e despacha suas sombras uma a uma.

E me afasto de tudo, porque tudo
permaneceu para criar uma fachada:
meu sapato, seu ilhó, e também seu lodo
e até o vinco agudo
da manga de minha camisa abotoada.

Trad.: Nelson Santander

César Vallejo – París, octubre 1936

De todo esto yo soy el único que parte.
De este banco me voy, de mis calzones,
de mi gran situación, de mis acciones,
de mi número hendido parte a parte,
de todo esto yo soy el único que parte.

De los Campos Elíseos o al dar vuelta
la extraña callejuela de la Luna,
mi defunción se va, parte mi cuna,
y, rodeada de gente, sola, suelta,
mi semejanza humana dase vuelta
y despacha sus sombras una a una.

Y me alejo de todo, porque todo
se queda para hacer la coartada:
mi zapato, su ojal, también su lodo
y hasta el doblez del codo
de mi propia camisa abotonada.