Manuel Vilas – Delia’s Gone

Bendito seja o suicídio.

O melhor do nosso amor foi termos nos suicidado.

Tantos suicidas em Paris, Nova Iorque,
Genebra, Londres, Estocolmo e Madrid.

Homens e mulheres que se jogam pelas janelas,
do décimo ou décimo primeiro andar,
tentando voar no absurdo vento das cidades.

Bendito seja o suicídio, que nos iguala aos anjos
mais famosos na escala do Universo.

É temperamental, a morte por amor.

Suicida-te, não significa nada, o mundo resplandecerá
ainda mais e não haverá tristeza alguma porque já então ninguém te ama.

Homens e mulheres que dispararam de negras pistolas
contra suas inocentes e derrotadas têmporas,
que castigaram seu sistema digestivo
com cápsulas verdes e brancas, rubras e amarelas.

Não suportei quando me abandonaste, meu amor.

Não suportei ficar desempregado, meu amor.

Não podia ver-te com outra, meu amor.

São Ian Curtis, São Mariano José de Larra, Santa Silvia Plath,
a santa forca, a santa pistola e o santo gás,
e o amor sempre,
o amor
tão assassino.

Diga adeus ao teu corpo, já vazio.

Bendito seja o suicídio,
que nos afasta do escrutínio de todos os Imperadores.

Bendito seja o suicídio, o grande adeus dos lunáticos.

Que bela é a morte e seu irmão, o sonho,
disse um inglês ilustre.

Não podia suportar as nuvens, o mar, as ruas,
meu amor.

Cobre-me de terra, estarei bem não estando,
meu amor.

Compra-me um caixão barato, ficarei bem assim.

Não preciso que te lembres de mim, meu amor.

Trad.: Nelson Santander

Delia’s Gone

Bendito sea el suicidio.

Lo mejor de nuestro amor fue suicidarnos.

Tantos suicidas en París, en Nueva York,
en Ginebra, en Londres, en Estocolmo y en Madrid.

Hombres y mujeres que se arrojan por las ventanas,
desde décimos o undécimos pisos,
intentando volar en el absurdo viento de las ciudades.

Bendito sea el suicidio, que nos iguala a los ángeles
más famosos en las rutinarias gradas del Universo.

Es temperamental, la muerte por amor.

Suicídate, no significa nada, el mundo resplandecerá
aún más y no habrá tristeza alguna porque nadie te ama ya.

Hombres y mujeres que dispararon negras pistolas
contra sus inocentes y vencidas sienes,
que castigaron su aparato digestivo
con cápsulas verdes y blancas, rojas y amarillas.

No soporté que me abandonaras, amor mío.

No soporté quedarme sin trabajo, amor mío.

No podía verte con otra, amor mío.

San Ian Curtis, San Mariano José de Larra, Santa Silvia Plath,
la santa horca, la santa pistola y el santo gas,
y el amor siempre,
el amor
tan asesino.

Di adiós a tu cuerpo, se ha quedado vacío.

Bendito sea el suicidio,
que nos aleja de la mirada de todos los Emperadores.

Bendito sea el suicidio, el gran adiós de los lunáticos.

Qué bella es la muerte y su hermano el sueño,
dijo un inglés ilustre.

No podía soportar las nubes, el mar, las calles,
amor mío.

Cúbreme de tierra, estaré bien no estando,
amor mío.

Cómprame un ataúd barato, estará bien así.

No hace falta que me recuerdes, amor mío.

Manuel Vilas – O último Elvis

Respeita sempre a degradação das mulheres
e dos homens que amaram ou ao menos tentaram amar
a vida e esta os chamuscou ou lhes quebrou os ossos da cara,
as entranhas e as veias e o fígado e o bom coração,
respeita todos os sagrados e mais humildes naufrágios
dos seres humanos.

Respeita os que se suicidaram.

Respeita os que mergulharam nos oceanos.

Não fales mal deles, por favor, suplico-te de joelhos.

Ama toda essa gente, essa multidão, esse rio amarelo
da História de todos quantos foram derrotados tão injustamente,
ou tão justamente,
não importa.

Gente que acelerou em uma curva.

Gente que escondia garrafas pelos cantos de sua casa.

Gente que chorava nos parques dos subúrbios das cidades.

Gente que se envenenava com pílulas, com álcool,
com insônias terríveis, com vinte horas de cama todos os
dias.

Eles tentaram, mas não conseguiram.

Gente a quem sobrava três quartos de sua pequena
geladeira.

Gente que não tinha com quem conversar durante semanas.

Gente que não comia para não comer só.

São igualmente adoráveis, juro-te.

Um dia haverão de brilhar.

Identifiquemos tudo aquilo
que nos transformou em seres humanos.

Para que não haja medo, nem inveja, nem maldade.

Amo, celebro e exalto todos os naufrágios
de todos os seres humanos que pisaram neste mundo.

Porque o fracasso jamais existiu,
porque o fracasso não é justo e ninguém merece fracassar,
absolutamente ninguém.

Trad.: Nelson Santander

Manuel Vilas – El último Elvis

Respeta siempre la destrucción de las mujeres
y de los hombres que amaron o intentaron, al menos, amar
la vida y esta les quemó o les rompió los huesos de la cara,
las entrañas y las venas y el hígado y el buen corazón,
respeta todos los sagrados y los más humildes hundimientos
de los seres humanos.

Respeta a quienes se suicidaron.

Respeta a quienes se arrojaron a los océanos.

No hables mal de ellos, te lo ruego, te lo pido de rodillas.

Ama a toda esa gente, esa muchedumbre, ese río amarillo
de la Historia de todos cuantos perdieron tan injustamente,
o tan justamente,
da igual.

Gente que aceleró en una curva.

Gente que escondía botellas en los rincones de su casa.

Gente que lloraba en los parques de las afueras de las ciudades.

Gente que se envenenaba con pastillas, con alcohol,
con insomnios aterradores, con veinte horas de cama todos los días.

Lo intentaron, pero no lo consiguieron.

Gente a quien le sobraba tres cuartas partes de su pequeño frigorífico.

Gente que no tenía con quién hablar semanas enteras.

Gente que no comía por no comer sola.

Son hermosos igualmente, te lo juro.

Resplandecerán un día.

Nombremos todo aquello
que nos convirtió en seres humanos.

Para que no haya miedo, ni envidia, ni maldad.

Amo, celebro, y exalto todos los hundimientos
de todos los seres humanos que pisaron este mundo.

Porque el fracaso no existió jamás,
porque no es justo el fracaso y nadie merece fracasar,
absolutamente nadie.