Último trem
Crematório de Collserola
Se visses a chuva que enverniza
o verde escuro e espesso do jardim.
Teu vagão solitário está chegando
à sala espaçosa, sem adornos,
mobiliário, ou luminárias,
da Estación de Francia da morte.
Só se escuta o murmúrio do motor
que arrasta o peso
da infância e da juventude
– de teu anônimo tempo, já perdido,
que nunca mais será reclamado –,
rumo à fornalha e sua boca incandescente
refletida na vidraça molhada de chuva.
As lágrimas adornam esse lugar,
feio como um subúrbio, e, ainda assim,
recupero-te em um inverno longínquo,
numa manhã azul sob os plátanos:
imóvel, com as mãos atrás das costas,
observas a multidão entre os quiosques
como um sobrevivente que se esforça
para reconhecer, em seu redor,
os destroços do naufrágio.
Trad.: Nelson Santander
Último tren
Crematorio de Collserola
Si tú vieras la lluvia que barniza
el verde oscuro y denso del jardín.
Tu vagón solitario está llegando
a la sala espaciosa, sin adornos,
ni mobiliario, ni ninguna lámpara
de la Estación de Francia de la muerte.
Sólo se oye el murmullo del motor
que va arrastrando el peso
de infancia y juventud
—de tu anónimo tiempo ya perdido
que no reclamará nunca más nadie—,
hacia el horno y su boca incandescente
que se refleja en el cristal de lluvia.
Las lágrimas adornan el lugar,
feo como un suburbio, y aún así,
te recupero en un lejano invierno,
una mañana azul bajo los plátanos:
inmóvil, con las manos a la espalda,
miras la multitud entre los quioscos
como un superviviente que se esfuerza
por identificar en torno suyo
los restos del naufragio.