Poderíamos falar da água ou da menina,
porque a água e a menina permanecem
juntas na minha memória.
A menina é a água, é a liberdade
de um dorso que tem,
sob a pele, a rigidez de um tirante.
A ternura da água salvou suas pernas débeis:
vejo novamente o azul das piscinas
na temperatura de sua alma,
tão distantes agora nos invernos
que se vão desfazendo na memória.
Piscinas onde nadam suas lembranças.
Resta-me o mar de ferro em S’Aucanada,
com conchas brancas como joias perdidas
em uma luz de pedras sob a água.
E o mar definitivo, tempestuoso. Olhos vermelhos
por trás dos óculos escuros, dizendo:
a água foi sua liberdade, e agora
é o espelho que no-la devolve.
Trad.: Nelson Santander
AGUA
Podríamos hablar del agua o de la chica,
porque el agua y la chica permanecen
juntas en mi memoria.
La chica es agua, es la libertad
de una espalda que tiene,
bajo la piel, la rigidez de un ancla.
La ternura del agua salvó sus piernas débiles:
vuelvo a ver el azul de las piscinas
a la temperatura de su alma,
tan lejanas ahora en los inviernos
que se van deshaciendo en la memoria.
Piscinas donde nada su recuerdo.
Me queda el mar de hierro en S’Aucanada,
con caracoles blancos como joyas perdidas
en una luz de piedras bajo el agua.
Y el mar final, ventoso. Ojos enrojecidos
tras las gafas de sol, que van diciendo:
el agua fue su libertad, y ahora
es el espejo que nos la devuelve.