Joan Margarit – Não há milagres

Chovia preguiçosamente.
Dezenove de outubro, nove da noite.
Joana foi assustada para a sala de cirurgia
em nossa companhia.
Quando entrou, ficamos esperando
na sala mal iluminada ao lado dos elevadores.
Contam que, em uma tentativa
de se salvar, ela disse um eu te amo ao cirurgião.
Acreditávamos que uma fada poderia nos devolver
Joana, calma, como sempre,
com seus confiantes olhos cintilantes.
Às onze, observamos
as gotas de chuva na vidraça
como se escorressem pela noite.
A noite era a lâmina de uma foice.

Trad.: Nelson Santander

NO HAY MILAGROS

Llovía con desidia.
Diecinueve de octubre, las nueve de la noche.
Joana iba asustada hacia el quirófano
en nuestra compañía.
Cuando entró nos quedamos a esperar
en la salita mal iluminada junto a los ascensores.
Cuentan que en un intento
de salvarse le dijo te quiero al cirujano.
Creíamos que un hada podría devolvernos
a Joana, tranquila, la de siempre,
con sus confiados ojos centelleantes.
A las once, mirábamos
las gotas de la lluvia en el cristal
como si resbalaran por la noche.
La noche era una hoja de guadaña.