A mesma lua, o mesmo
aroma de laranjeiras
perfumando as ruas,
onde a vida explode
em uma multidão de corpos
que se atraem e se procuram.
Calor de primavera
na pele e no ar.
Jovens incansáveis,
como nós naquele tempo,
percorrem a cidade
bêbados de desejo
— jovens com invernos
de abstinência que sentem,
como Ele, que seu reino
também não é deste mundo —.
Os tambores nos lembram
que estão indo para o patíbulo.
Perante chorosas virgens,
com despudor, os deuses
que vão morrer se beijam
— como os deuses que ontem fomos —,
sem remédio nem culpa,
na cruz dos anos.
Trad.: Nelson Santander
Jueves Santo
La misma luna, el mismo
perfume del naranjo
aromando las calles,
donde la vida estalla
en multitud de cuerpos
que se atraen y se buscan.
Calor de primavera
en la piel y en el aire.
Jóvenes incansables,
como entonces nosotros,
recorren la ciudad
borrachos de deseo
— jóvenes con inviernos
de abstinencia, que sienten,
como Aquél, que tampoco
su reino es de este mundo —.
Los tambores recuerdan
que se marcha al patíbulo.
Ante llorosas vírgenes,
con descaro, se besan
dioses que morirán
— como el dios que ayer fuimos —,
sin remedio ni culpa,
en la cruz de los años.