Esquece, homem…
Esquece que és cinzas
e tem de converter-te em cinzas.
Esquece dessa quarta-feira
e do in pulvis reverteris.
Pois embora sejas cinza e pó,
há vida, amor, beleza ao redor.
É verdade: beleza, amor, vida,
fugitivas flores de um dia.
Mas flores, sim. Enquanto durar
a magia verdadeira de seu perfume,
esquece do pó e da morte.
É melhor não lembrares
o que, com ou sem memória,
baterá algum dia à tua porta.
Por ora, fecha-a. Abre a varanda,
que te penetre e embriague o sol.
Olha-o bem: fecha as pálpebras,
e que o sol te salve do caos.
No final, verás que tanto faz
viver e morrer, o domingo
e a quarta. Quando chegar
fria e borralheira a morte,
acolhe-a satisfeito, tranquilo,
com a certeza de haver vivido.
Com a lembrança de uma vida
que ignorou a profecia
funeral, que não se perdeu
em medo e dúvida de Deus.
Quando sentires o gosto amargo
da cinza na boca, sorve-o,
apura-o. Quando a morte chegar,
abre a porta e deita-te, dorme.
Trad.: Nelson Santander
Olvidaos
Olvida, hombre…
Olvida que eres ceniza
y has de convertirte en ceniza.
Olvídate de ese miércoles
y del in pulvis reverteris.
Pues aunque seas ceniza y polvo,
hay vida, amor, belleza en torno.
Es verdad: belleza, amor, vida,
fugitivas flores de un día.
Pero flores, sí. Mientras dure
la magia cierta de su perfume,
olvidate del polvo y la muerte.
Más vale que no recuerdes
lo que con memoria o sin ella
llamará algún día a tu puerta.
Ahora ciérrala. Abre el balcón
que te penetre y embriague el sol.
Míralo bien: cierra los párpados,
y que el sol te salve del caos.
Al final verás que es lo mismo
vivir y morir, el domingo
que el miércoles. Cuando llegue
cenicienta y fría la muerte,
acógela conforme, tranquilo,
seguro de haber vivido.
Con la memoria de una vida
que desoyó la profecía
funeral, que no se perdió
en el miedo y duda de Dios.
Cuando sientas el gusto amargo
de la ceniza en la boca, trágalo,
apúralo. Al llegar la muerte,
abre la puerta y tiéndete, duérmete.